extraido de motorpasion:
En Estados Unidos no se andan con chiquitas. El claro ejemplo nos llega hoy desde la ciudad de Ontario, California. Allí cuatro tuneros quemaos, creyeron que el Need for Speed era real y tras preparar sus “bugas” con piezas de “competi” fueron a dar vueltas por la ciudad a buscar carreras ilegales. Las encontraron, pero del Need for Speed: Most Wanted debieron haber aprendido que la policía siempre está a la espera y les cazaron.
Tras ello les incautaron los coches, un Honda Civic EJ2, dos Honda Civic EG y un Integra GSR. Tras investigar los coches, la policía descubrió que las piezas con las que habían sido preparados, motores, cajas de cambio, piezas de alto rendimiento… eran robadas. Así pues, los coches fueron condenados a morir en el desguace.
En el vídeo vemos como uno a uno, la grúa va cargando los coches uno a uno en una plataforma con una garra, donde los sujetan de una forma muy delicada y sublime. Una vez sujetos, el operario de la pinza abre el capó con la delicadeza de una madre, extrae el radiador con un movimiento preciso y tras ello hinca la pinza en las entrañas del coche para extraerle el corazónel motor. Tras esa operación el operario pasa el coche a la prensa, donde cambia de segmento a estos coches, para convertirlos en compactos de verdad.
Descansen en paz estos coches, que no tienen culpa de que sus dueños sean tuneros y tengan la mano muy larga.
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En Estados Unidos no se andan con chiquitas. El claro ejemplo nos llega hoy desde la ciudad de Ontario, California. Allí cuatro tuneros quemaos, creyeron que el Need for Speed era real y tras preparar sus “bugas” con piezas de “competi” fueron a dar vueltas por la ciudad a buscar carreras ilegales. Las encontraron, pero del Need for Speed: Most Wanted debieron haber aprendido que la policía siempre está a la espera y les cazaron.
Tras ello les incautaron los coches, un Honda Civic EJ2, dos Honda Civic EG y un Integra GSR. Tras investigar los coches, la policía descubrió que las piezas con las que habían sido preparados, motores, cajas de cambio, piezas de alto rendimiento… eran robadas. Así pues, los coches fueron condenados a morir en el desguace.
En el vídeo vemos como uno a uno, la grúa va cargando los coches uno a uno en una plataforma con una garra, donde los sujetan de una forma muy delicada y sublime. Una vez sujetos, el operario de la pinza abre el capó con la delicadeza de una madre, extrae el radiador con un movimiento preciso y tras ello hinca la pinza en las entrañas del coche para extraerle el corazónel motor. Tras esa operación el operario pasa el coche a la prensa, donde cambia de segmento a estos coches, para convertirlos en compactos de verdad.
Descansen en paz estos coches, que no tienen culpa de que sus dueños sean tuneros y tengan la mano muy larga.
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