Aqui os dejo la crónica k hice del rally de Ulloa. espero k os guste a todos y muchiiisimas gracias por estar animando atraves del foro!! gracias de corazon!!!!!!
El jueves 5, día anterior al rally, se presentaba con el panorama de la silueta tras la luz de la soldadora de Emilio trabajando en el coche. Había que poner los frenos a punto y las horas para llegar al rally cada vez eran menos. Por si fuera poco, los frenos nuevos no nos habían llegado y, al probar el coche, éste no corría debido a problemas eléctricos. La dirección asistida por momentos cogía vacaciones no remuneradas sin previo aviso y hacía ejercitar a Emilio los brazos mucho más de la cuenta.
Por fortuna, el viernes a la mañana estos problemas se lograron solucionar, excepto lo de los frenos: los discos que nos habían enviado no nos servían, teniendo que afrontar el rally con unos más gastados que las manetas de las puertas del INEM. Al final, logramos verificar todo a tiempo y dejar el coche aparcado en el parque cerrado.
El sábado se presentaba medio tormentoso, lo cual suponía un dolor de cabeza más para la elección de la monta de gomas. Por desgracia, el tramo A se presentó ante nosotros neutralizado debido a un accidente (Subaru Impreza de Sarria Motor), con lo que tuvimos que coger la ruta alternativa del road-book para llegar al tramo B.
En este punto, quiero mencionar que el road-book fue un auténtico desastre. Con esto no quiero desmerecer el trabajo de nadie pero, no se puede tolerar que, en el día de los entrenamientos perdamos más de 2 horas intentando descifrar cual jeroglífico lo que nos quería transmitir el libro de ruta. Había distancias mal calculadas, cruces mal dibujados, referencias mal señaladas… un caos… y esto se confirmaba cuando tuvimos que llegar por el road-book al tramo B: de los 131 coches, creo que 187 estábamos perdidos por el enlace. Parecíamos coches de choque de las ferias, para adelante, para atrás, esquivando otros coches…
Por suerte, después de dar vueltas sin sentido y malgastar la tan siempre barata gasolina tontamente, llegamos al tramo B completamente descentrados y estresados. En el mencionado tramo, Palas de Rei, el coche nos botaba tanto de atrás que a mí se me vinieron imágenes a la cabeza de cuando era niño y montaba en los “saltamontes” en las fiestas. Esto nos hizo perder bastante tiempo. En la segunda pasada del mismo tramo, por el enlace ya empezó a llover en lo que fue para mis ojos lo más parecido al diluvio universal, y nosotros íbamos con ruedas de seco
adelante y “Zeros” detrás. Cuando al llegar junto a los comisarios nos dijeron que estaba neutralizado y ello no se debía a ningún accidente, a mí me faltó poco para llorar de emoción, ya que presumiblemente lo pasaríamos muy mal en el tramo (El coche se había vuelto a quedar por momentos sin dirección asistida y el alternador no cargaba porque estaba flojo, con todas las consecuencias que eso conllevaba).
Ya en el tramo C, el tramo urbano de Monterroso, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos vimos situados en 5 scratch en el tramo C. Al llegar a casa yo imprimí esa clasificación con la intención de enmarcarla.
Llegaban los tramos de la tarde y decidimos afrontarlos con afán de atacar lo justo, pero los mencionados problemas no nos dejaron mucho margen para hacerlo. En la primera pasada del tramo D estábamos marcando un muy buen tiempo pero, a mitad de tramo, nos encontramos con un Peugeot 206 y eso nos hizo perder unos valiosísimos segundos.
En el tramo E, tuvimos un susto muy importante al salirnos a una velocidad que sería irracional si estuviésemos circulando por autovía en una curva de derechas muy sucia, golpeando la parte trasera contra un “murete” de piedra bastante fuerte, sin más que consecuencias de chapa, carne de desguace, afortunadamente. No puedo decir lo mismo de la injusta suerte que sufrió el murete, que cuando lo viese el dueño de la finca seguro que se acordaría, y mucho, de nuestros familiares…
Mi incredulidad ante la situación de no haber pinchado ni tocado el puente era tal que aun fui un buen rato del tramo “tocándole la moral” a mi piloto, preguntándole si estaba seguro de que todo estaba bien. En la segunda pasada del tramo D, debido al “culo inquieto” del coche y a la suciedad de una curva de izquierdas, que más que suciedad era una curva de piedras sueltas
que dejaban intuir un poco de asfalto debajo, volvimos a tener otra cruzada en las que te da tiempo de ver pasar toda tu vida a modo de diapositivas, que solo supuso la pérdida de muchos segundos.
En estos dos tramos, mezcla de un cocktail de cansancio y una ingesta inferior a la adecuada de Red Bull, yo me perdí con las notas, echando por la borda unos preciados segundos.
Al final logramos meter el coche en el parque cerrado, no sin antes llevar un susto en el último enlace cuando Emilio y yo nos dimos la mano afectuosamente al acabar el último tramo y justo cuando el coche se quedó sin dirección. El muro que teníamos enfrente quedó temblando pensando que correría la misma suerte que su primo, el murete del tramo E.
No quedamos muy contentos con el resultado pero sí por el hecho de haber finalizado el rally para seguir adquiriendo algo de experiencia. No me quiero despedir sin dar las gracias a toda la asistencia y a tantísima gente que nos viene a apoyar rally tras rally en los tramos mostrándonos continuas muestra de cariño. Sin vosotros nada de esto sería posible. Sin más, me despido hasta el siguiente rally deseando que os hubiese gustado mi relato.
El jueves 5, día anterior al rally, se presentaba con el panorama de la silueta tras la luz de la soldadora de Emilio trabajando en el coche. Había que poner los frenos a punto y las horas para llegar al rally cada vez eran menos. Por si fuera poco, los frenos nuevos no nos habían llegado y, al probar el coche, éste no corría debido a problemas eléctricos. La dirección asistida por momentos cogía vacaciones no remuneradas sin previo aviso y hacía ejercitar a Emilio los brazos mucho más de la cuenta.
Por fortuna, el viernes a la mañana estos problemas se lograron solucionar, excepto lo de los frenos: los discos que nos habían enviado no nos servían, teniendo que afrontar el rally con unos más gastados que las manetas de las puertas del INEM. Al final, logramos verificar todo a tiempo y dejar el coche aparcado en el parque cerrado.
El sábado se presentaba medio tormentoso, lo cual suponía un dolor de cabeza más para la elección de la monta de gomas. Por desgracia, el tramo A se presentó ante nosotros neutralizado debido a un accidente (Subaru Impreza de Sarria Motor), con lo que tuvimos que coger la ruta alternativa del road-book para llegar al tramo B.
En este punto, quiero mencionar que el road-book fue un auténtico desastre. Con esto no quiero desmerecer el trabajo de nadie pero, no se puede tolerar que, en el día de los entrenamientos perdamos más de 2 horas intentando descifrar cual jeroglífico lo que nos quería transmitir el libro de ruta. Había distancias mal calculadas, cruces mal dibujados, referencias mal señaladas… un caos… y esto se confirmaba cuando tuvimos que llegar por el road-book al tramo B: de los 131 coches, creo que 187 estábamos perdidos por el enlace. Parecíamos coches de choque de las ferias, para adelante, para atrás, esquivando otros coches…
Por suerte, después de dar vueltas sin sentido y malgastar la tan siempre barata gasolina tontamente, llegamos al tramo B completamente descentrados y estresados. En el mencionado tramo, Palas de Rei, el coche nos botaba tanto de atrás que a mí se me vinieron imágenes a la cabeza de cuando era niño y montaba en los “saltamontes” en las fiestas. Esto nos hizo perder bastante tiempo. En la segunda pasada del mismo tramo, por el enlace ya empezó a llover en lo que fue para mis ojos lo más parecido al diluvio universal, y nosotros íbamos con ruedas de seco
adelante y “Zeros” detrás. Cuando al llegar junto a los comisarios nos dijeron que estaba neutralizado y ello no se debía a ningún accidente, a mí me faltó poco para llorar de emoción, ya que presumiblemente lo pasaríamos muy mal en el tramo (El coche se había vuelto a quedar por momentos sin dirección asistida y el alternador no cargaba porque estaba flojo, con todas las consecuencias que eso conllevaba).
Ya en el tramo C, el tramo urbano de Monterroso, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos vimos situados en 5 scratch en el tramo C. Al llegar a casa yo imprimí esa clasificación con la intención de enmarcarla.
Llegaban los tramos de la tarde y decidimos afrontarlos con afán de atacar lo justo, pero los mencionados problemas no nos dejaron mucho margen para hacerlo. En la primera pasada del tramo D estábamos marcando un muy buen tiempo pero, a mitad de tramo, nos encontramos con un Peugeot 206 y eso nos hizo perder unos valiosísimos segundos.
En el tramo E, tuvimos un susto muy importante al salirnos a una velocidad que sería irracional si estuviésemos circulando por autovía en una curva de derechas muy sucia, golpeando la parte trasera contra un “murete” de piedra bastante fuerte, sin más que consecuencias de chapa, carne de desguace, afortunadamente. No puedo decir lo mismo de la injusta suerte que sufrió el murete, que cuando lo viese el dueño de la finca seguro que se acordaría, y mucho, de nuestros familiares…
Mi incredulidad ante la situación de no haber pinchado ni tocado el puente era tal que aun fui un buen rato del tramo “tocándole la moral” a mi piloto, preguntándole si estaba seguro de que todo estaba bien. En la segunda pasada del tramo D, debido al “culo inquieto” del coche y a la suciedad de una curva de izquierdas, que más que suciedad era una curva de piedras sueltas
que dejaban intuir un poco de asfalto debajo, volvimos a tener otra cruzada en las que te da tiempo de ver pasar toda tu vida a modo de diapositivas, que solo supuso la pérdida de muchos segundos.
En estos dos tramos, mezcla de un cocktail de cansancio y una ingesta inferior a la adecuada de Red Bull, yo me perdí con las notas, echando por la borda unos preciados segundos.
Al final logramos meter el coche en el parque cerrado, no sin antes llevar un susto en el último enlace cuando Emilio y yo nos dimos la mano afectuosamente al acabar el último tramo y justo cuando el coche se quedó sin dirección. El muro que teníamos enfrente quedó temblando pensando que correría la misma suerte que su primo, el murete del tramo E.
No quedamos muy contentos con el resultado pero sí por el hecho de haber finalizado el rally para seguir adquiriendo algo de experiencia. No me quiero despedir sin dar las gracias a toda la asistencia y a tantísima gente que nos viene a apoyar rally tras rally en los tramos mostrándonos continuas muestra de cariño. Sin vosotros nada de esto sería posible. Sin más, me despido hasta el siguiente rally deseando que os hubiese gustado mi relato.